Levantarse de la cama cuando apenas ha salido el sol para preparar un juego. El trajín de los constantes viajes a lo largo de ocho meses. Hay cosas que Ozzie Guillén no echa de menos tras verse alejado del béisbol profesional por primera vez desde… siempre.
Tras toda una vida en Grandes Ligas, desde que llegó como campocorto a los Medias Blancas a mediados de la década de los 80 hasta de mánager hasta la pasada temporada, el venezolano se encuentra en lo que se puede describir como una especie de año sabático.
¿Es duro apartarse de la máxima pasión que uno tiene?
“Si te digo que lo echo de menos, te mentiría”, dijo Guillén en conversación con The Associated Press. “No sabía que la vida era tan feliz sin el béisbol, por lo menos no pararse a las 7, 8 de la mañana, ir al trabajo a la 1 de la tarde para estar todo el día en un juego. Son cosas en pro y contra que he vivido en toda mi vida”.
De todas formas, es difícil alejarse de un deporte que ha sido parte de toda su vida.
“Yo extraño el juego, extraño mucho estar con los jugadores, extraño el día a día”, señaló Guillén. “Me estoy dando un saneamiento mental estos días”, matizó el venezolano que como dirigente ganó el campeonato de la Serie Mundial de 2005 con los Medias Blancas, el primero de esa franquicia tras una sequía de 88 años.
Guillén dice que sigue pendiente de los juegos, que mantiene un contacto frecuente con sus amigos y jugadores que ha dirigido.
“Extraño la competencia, lo que tú no extrañas es lo que está detrás de la película”, sostuvo.
A partir de este fin de semana, Guillén ocupará su tiempo permanentemente con otra faceta dentro del béisbol. Ya no será desde una cueva dando instrucciones, sino como comentarista con ESPN Deportes.
Durante el resto de la temporada de 2013, Guillén participará en las transmisiones del juego nocturno de los domingos, además de intervenir en programas de análisis de televisión y radio con la cadena deportiva.
“Lo veo como una responsabilidad, al estar directamente con el público. No sé si más difícil, pero es más complejo”, reconoció.
También garantiza que la franqueza punzante con lo que plantea sus puntos de vista —el sello de presentación de su personalidad como pelotero y mánager— seguirá intacta en su nuevo trabajo.
“Voy a dar mi opinión, ser quien soy. No voy a cambiar por lo que estoy haciendo”, señaló. “Creo que para eso, justamente, ellos (ESPN) me contrataron. Creo que sé un poquito de béisbol. Creo que tengo algo al frente, que ha sido mi claridad”.
“Mucha gente dice: que es controversia, pero para mí no es controversia. Es la realidad, es la verdad. Cuando alguien dice la verdad o está dispuesto a hacerlo, se le llama controversial”.
Guillén se quedó sin empleo tras ser despedido por los Marlins de Miami al término de la temporada de 2012, en la que el club terminó último en la División Este de la Liga Nacional.
Apenas duró una campaña al frente de los Marlins, que decepcionaron tras levantar grandes expectativas con la apertura de un nuevo estadio y las contrataciones de agentes libres como José Reyes y Mark Buehrle.
El dueño Jeffrey Loria decidió tomar un drástico cambio de rumbo durante el receso de invierno. Purgaron la nómina, sacándose unos 100 de millones de dólares en compromisos de salarios. Reyes, Buehrle y Josh Johnson fueron traspasados a los Azulejos de Toronto a cambio de prospectos.
Los resultados han sido terribles al arrancar la campaña con marca de 5-17, la peor en Grandes Ligas. En apenas tres semanas, se encuentran a más de 10 juegos detrás de los líderes de división, los Bravos de Atlanta. Las gradas del Marlins Park lucen con claros enormes.
Guillén lamenta el duro momento que atraviesan los Marlins.
“Es un equipo al que le tengo cariño… No puedo ligarle para que pierdan, tengo amigos ahí”, afirmó, resaltando los nombres de varios jugadores como Giancarlo Stanton y Ricky Nolasco. “Están pasando un momento difícil y para salir de esto les va a tomar un par de años”.
“Tengo más gente que le tengo cariño que odio. Odio le tengo a dos, cariño le tengo al resto”, añadió de manera punzante sobre los ejecutivos de los Marlins.
¿Y espera algún día volver a dirigir?
La respuesta fue un enfático sí.
“Si te dijera que no, te miento. Es lo que yo sé hacer”, indicó. “Es lo que me encanta, es mi pasión, es mi amor. Pero si la oportunidad no viene, no me moriría, no me daría golpes de cabeza, no me suicidaría. Las cosas llegan a su tiempo. Pero no me quita el sueño”.
Por ERIC NÚÑEZ / elsoldelaflorida. com
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