PHOENIX – Por más que se haya expandido el sistema de playoffs en Grandes Ligas—ahora son un total de 10 equipos que clasifican, incluyendo los dos comodines—las divisiones siguen siendo un elemento crucial para determinar cuáles equipos llegan a jugar en octubre.
Si no lo creen, los Dodgers de Los Angeles y los Azulejos de Toronto lo están demostrando claramente en el 2013.
Los Dodgers y los Azulejos son dos casos muy parecidos este año. Ambos llegaron a la temporada con tremendas nóminas (en el caso de Los Angeles, un récord) y enormes expectativas. Y por los motivos que fueran—lesiones, bajo rendimiento y falta de acoplamiento—empezaron bastante mal.
El equipo californiano, al igual que la escuadra canadiense, ha realizado un tremendo repunte desde el mes de junio. Los Dodgers llegaron a esta fecha con ocho victorias en sus 10 juegos anteriores, mientras que los Azulejos se vieron por encima de .500 hace unos días, antes de caer a 41-44. Toronto supera a Los Angeles (40-44) por medio juego en cuanto a récord se refiere.
Ahí es que llegamos a la gran diferencia y lo que define el fracaso de los Azulejos y la gran oportunidad de los Dodgers: El sistema de las divisiones.
Los Angeles, con todo y sus cuatro juegos por debajo de .500, están a apenas 3.5 partidos del primer lugar del Oeste de la Liga Nacional, división que ha sorprendido de mala manera a muchos con un solo equipo con récord ganador, los punteros Diamondbacks (44-41).
Además de la decepción de los Dodgers en la primera mitad, vemos cómo los campeones Gigantes han decaído. Con un lineup afectado por las lesiones y un pitcheo que ha bajado al undécimo lugar de la Liga Nacional en efectividad colectiva, San Francisco se encuentra en el sótano del Oeste. San Diego ha tenido rachas buenas y rachas malas, pero no se perfila como un contendiente serio, al igual que los Rockies. Los mismos Diamondbacks tienen claras debilidades, sobre todo en el bullpen.
Entonces, el Oeste de la Nacional está para cualquiera, pero más para un equipo tan talentoso y tan encendido como el de los Dodgers—con todo y su pésimo comienzo.
Es totalmente lo contrario en el Este de la Liga Americana, especie de “Valle de la Muerte” para los Azulejos. Desde que se reorganizaron las divisiones en 1994, Toronto nunca ha ganado el Este—y en esta temporada tampoco lo hará.
En dicha división, los punteros Medias Rojas tienen el mejor récord de la Liga Americana y no dan indicios de aflojar. Los Orioles, viniendo de clasificar en el 2012, acaban de reforzarse con Scott Feldman y se ven bien fuertes. Los Yankees, con todo y las lesiones, tienen siete juegos por encima de .500 y pretenden seguir luchando. Y los Rays, siempre calladitos, son amenaza de subir en las posiciones a base de su pitcheo, sobre todo ahora con el regreso del as David Price.
En otras palabras, ya es tarde para los Azulejos. Si Toronto perteneciera a otra división, no sería así.
El béisbol de Grandes Ligas sigue diferenciándose a otras ligas, como el básquet de la NBA por ejemplo, en el sentido de darle importancia a las divisiones y por ende las rivalidades geográficas. ¿Es justo eso para los Azulejos? Se puede decir que no. Pero es la realidad que castiga una vez más al equipo canadiense y que a la vez favorece este año a los azules de Don Mattingly.
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