El sábado por la noche, en una operación bautizada Paz armada, decenas de policías subieron a Rocinha con 58 órdenes de detención de supuestos traficantes de droga que todavía operan en la favela. Fueron detenidas 30 personas y descubiertos la friolera de 100 puestos de venta de droga desparramados por toda la barriada.
La policía, con ayuda de cámaras colocadas en Rocinha después de su pacificación, y rastreando también información en las redes sociales, consiguieron localizar a los traficantes en callejuelas que ni siquiera figuran en Google.
Rocinha ha sido dividida en dos grandes zonas de venta de droga por grupos de narcos que siguen luchando entre sí, exactamente como en los tiempos en que la favela aún no estaba pacificada y los traficantes eran dueños de aquel territorio.
En Rocinha, como en las otras favelas ocupadas por la Unidad de Policía Pacificadora (UPP), existe con carácter permanente un batallón de 700 policías desde noviembre de 2011, cuando fue ocupada. Pero ni siquiera su presencia ha atemorizado a los narcos.
Según cálculos de la policía civil, en Rocinha el tráfico de drogas le rinde a los traficantes tres millones de dólares al mes. Esta es una favela emblemática no sólo por su gran población sino porque está en un lugar estratégico, entre el barrio más noble de la ciudad, Leblón, y la prestigiosa zona de Barra de Tijuca. A sus faldas está ubicado uno de los hoteles de prestigio de la ciudad, el Intercontinental, que alberga congresos internacionales y en el que en agosto de 2010, traficantes bajados de la favela (aún no pacificada, por entonces) hicieron 35 rehenes entre huéspedes y funcionarios del hotel.
elpais.com
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