Había elegido el silencio, pero las declaraciones de Nuria Piera a Diario Libre me obligan a expresar lo que expreso aquí.
El día de la entrevista al presidente Rafael Correa, Nuria y yo habíamos acordado que daríamos paso a ésta a las 7:45 a.m. Pero como Correa se adelantó, el programa fue sacado del aire a las 7:34 mientras yo hablaba. Ante ese hecho, y conociendo el temperamento de Nuria, decidí poner las cosas claras, para lo que solicité una reunión con el ingeniero Manuel Estrella, propietario principal de CDN.
En esa reunión quedó claro lo siguiente: Toda cobertura que se produjera en el horario del matutino se realizaría interactuando nosotros con el reportero, desde El Bulevar, que tiene sus televidentes y sus anunciantes.
El pasado martes, Nuria y yo volvimos a no estar de acuerdo.
Ella quería que yo en el horario de El Bulevar sirviera de anchor desde el set de N-CDN, y bajo la amenaza de que, de insistir en quedarme en mi set, ella me cortaría en el aire OTRA VEZ. Ante tal situación, le pedí que llamáramos al ingeniero Estrella para que fuera él y no yo quien le aclarara lo acordado entre ambos semanas atrás.
Es este el momento cuando Nuria me grita y dice que ella “no tiene que hablar nada con Manuel”, y que si eso era así, “él iba a tener que decidir entre ella y yo en CDN”.
Después de una inversión de más de 20 millones de pesos en el proyecto N-CDN, ¿de qué manera coloco yo a Manuel en una situación así?. Por eso, al pronunciar esas palabras Nuria me estaba echando de CDN, (a pesar de lo pesares), y como en otras facetas y etapas de mi vida, hice lo único que en tal situación haría un caballero si es digno: Irme. Sin ofenderla. Por eso mi despedida se realizó sin nombrarla, solo agradeciendo a Manuel y Felito el respeto a mi trabajo.
Considero que respetando el trabajo y el programa de José Gutiérrez y el mío, Manuel y Felito procuraban que en el canal existieran dos formas de pensar y analizar el país, diferentes a la de Nuria Piera. Algo lógico y esperado de quienes en sus medios han apostado siempre a la pluralidad y al respeto al trabajo periodístico. Y yo soy el mejor ejemplo.
Finalmente, todo esto fue más humillante para mí, al momento de enterarme de que la misma tarde del martes, cuando Nuria y yo tuvimos la desagradable conversación ya citada, ella llamó a José Gutiérrez para informarle -con todas las buenas maneras, sin burlas ni irrespetos- que posiblemente en su programa él iba a tener que INTERACTUAR con los reporteros que cubrirían la reunión del CEN. Es decir, justo y lo que provocó todo el problema conmigo. (José Gutiérrez puede desmentirme).
Como dije en mi despedida, nadie esta obligado a hacer lo imposible, pero sí debe obligarse a ser digno. A mí me han enterrado cinco años de esfuerzo. Yo soy quien pierde. Pero como Benedetti, a mi no me interesan victorias indignas “que me llenen de vergüenza histórica o simplemente de vergüenza”.
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