El nombre de Darryl Strawberry es archifamoso en Estados Unidos, pero quizás le diga poco o nada a muchos, especialmente si no son aficionados al beisbol. Pero él fue en los años ochenta una de las grandes estrellas de ese deporte en Estados Unidos, consiguiendo con su equipo, el New York Mets, algunos de los más preciados premios de la liga profesional de beisbol de su país.
Strawberry formó parte del conjunto que en 1986 ganó el campeonato World Series en una legendaria confrontación con el Boston Red Sox. En total los logros de este deportista suman cuatro anillos World Series, ocho All-Star Games y 355 home run balls . Sus ganancias ascendían a varios millones de dólares.
Para que se hagan una idea quienes no le conocen a él pero sí a Hommer Simpson, es uno de los personajes famosos cuya imagen ha participado como “invitado” en la conocida serie de Los Simpson.
Sin embargo, nos relata Wenceslao Calco en su blog de “Claves” , Strawberry comenzó a hundirse hasta lo más hondo del abismo de la adicción a las drogas, hasta perderlo todo, incluido su matrimonio, hasta tener una deuda de 3 millones de dólares.
Strawberry relato y dio testimonio de lo que a partir de aquí vivió (desconocido para el gran público) se encuentra en la edición internacional del 19 de julio de 2013 del periódico USA TODAY, el de mayor tirada de Estados Unidos. (clic para ver el artículo en USA TODAY)
En un reportaje a cinco columnas, titulado ‘Strawberry encuentra su verdadero llamamiento’, que ocupa las tres cuartas partes de la sexta página y acompañado por dos fotografías de Darryl Strawberry, una en sus tiempos de gloria deportiva y otra con su esposa Tracy, el periodista Bob Nightengale desgrana el pasado y el presente de su vida, “de forma realista y fidedigna” afirma W. Calvo.
Así, relata que en un desesperado esfuerzo para abandonar el túnel de oscuridad en el que estaba acudió a un centro de desintoxicación en Tampa, donde conoció a una extoxicómana, Tracy (que había estado enganchada a la cocaína, al crack y a la metanfetamina), pero que poco antes de conocerle a él había entregado su vida a Jesús.
Se enamoraron, pero esto no fue suficiente para dejar su adicción. En sus propias palabras, decía: “Quiero emborracharme y drogarme. No quiero que tengas nada que ver conmigo. Soy peligroso. Mi vida es un caos. Soy un desastre.”
Durante días desaparecía del centro, deambulando por las calles en busca de la droga que le mataba. Pero a pesar de sus muchas recaídas, ella le apoyó en lo que ambos etiquetan de “un infierno viviente.”
Un día Tracy decidió volver a la casa familiar de St. Peters (Missouri), y le ofreció, si él realmente la amaba, si estaba comprometido a dejar su adicción y volverse a Cristo, irse con ella, viviendo en el sótano de sus padres.
Fue el punto de inflexión en su vida, con un arrepentimiento para nacer a una nueva vida en Jesús. En la localidad de St. Peters se involucró activamente en una iglesia evangélica local, sintiendo que ahora tenía una misión que cumplir, mucho más grande que todos los éxitos que en su vida pasada había conseguido.
Darryl y Tracy se casaron y con el paso del tiempo comenzaron un ministerio entre los drogadictos y marginados, cuyos frutos son patentes en las muchas vidas que estaban arruinadas, pero que han sido transformadas por el evangelio de Jesucristo.
Puede entender a los que han caído bajo, porque él ya estuvo allí, pero también puede hablarles de quien es poderoso para salvarlos, porque él mismo ha sido salvado por él.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario