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La familia Arroyo presentó en 2011 una denuncia por negligencia contra el hospital, alegando que el cadáver había sido golpeado y que el cuerpo había sido introducido boca abajo en la bolsa que lo contenía. Poco antes del juicio, el abogado de la familia retiró la demanda para abrir un nuevo proceso en el que acusaba al centro médico de haber dado por muerta a María de forma errónea y de haberla congelado cuando aún seguía con vida. Los familiares de la anciana recurrieron a expertos para determinar el origen de las lesiones del cadáver y presentar nuevas pruebas ante el tribunal. William Manion, patólogo de profesión, ha declarado que “las heridas no pudieron producirse postmortem”.
“Solo hay una explicación razonable: la señora Arroyo estaba viva cuando fue introducida en la cámara refrigerada”, ha añadido el especialista. Manion ha concluido su testimonio alegando que “seguramente María padeciese un gran sufrimiento y angustia en sus últimos momentos”. El abogado del hospital White Memorial, Richard J. Ryan, ha declarado que “según la investigación, los alegatos de la familia Arroyo no podrán ser demostrados”. El tribunal de apelación del segundo distrito de Los Ángeles ha declarado que el caso ha sido reabierto al considerar que la familia no sabía que el cuerpo de María podría haber sido congelado en vida cuando se presentó la primera denuncia.
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