En 1979, un año después de haber iniciado su pontificado, el "Papa viajero" recorrió los Estados Unidos. El 2 de octubre de ese año celebró una misa multitudinaria en el estadio de los Yankees, en El Bronx. Mario Paredes fue uno de los lectores ese día. “Juan Pablo tenía 56 años; era un hombre lleno de vida, dinámico, un gran comunicador, y dejó un impacto perdurable en mi”, dijo Paredes, autor de una biografía del Papa polaco.
El 7 de octubre de 1995, durante su segunda visita, el religioso convocó a más de 125,000 personas en una misa en Central Park. Entre ellos, estaban los hoy septuagenarios Olga y José Paulino, de la parroquia de San Martín de Porres.
“Ver al papa en persona fue una gran bendición, llenó todo mi ser y quedé maravillada”, dijo Olga.
“Cuando el Papa se presentó, se produjo una algarabía enorme. Yo me llené de emoción”, recordó José. “Tanto Juan Pablo II como Juan XXIII hicieron una labor inmensa por la Iglesia y merecen ser santos”.
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