Por Miguel Melenciano
New York.- Era impensable, que la renuncia de Color Visión, por cuestión de honor y dignidad, del hombre que implantó un estilo de conducción diferente, el cual revoluciono toda una época, opacaría los temas puntuales, en término migratorio, económico, político, social, que se discutían -al momento de su dimisión de ese canal- en la Republica Dominicana.
La sociedad dominicana cerró los ojos a los problemas diarios que abasten la población, y puso suma atención, a los que estaba aconteciendo con Domingo Bautista, desde que el comunicador envió a los medios un comunicado público, en donde dejaba plasmado, que sus colores se tornaban tristes y opacos porque su corazón sentía la soledad, de no poder compartir con los que se han ido.
Estas introductoria y tristes palabras-escritas en su comunicado -publicado y comentado por los diferentes medios comunicativos- conmovieron los corazones, de una legión de seguidores, cultivados por Bautista durante treinta años ininterrumpido en su labor como comunicador, sin dimes y diretes con ningún ser humano, y con una estabilidad excepcional, en los proyectos que le ha tocado emprender.
Con mucha pena nos ha tocado vivir el cierre de una época espectacular, continua, estable e innovadora, pero no el fin de una prolífera carrera, cultivada con celo, por un hombre, considerado por todo, fuera de lo común, quien a ha recibido el premio más grande que alguien pueda anhelar. El reconocimiento de toda una nación, que dio de lado a sus problemas cotidianos, para acompañarlo en su tristeza.
La salida de Color Visión, en vez de opacar los colores de Domingo, han hecho que sus matices resplandezcan, pues ha demostrado con el tiempo, ser un hombre probo, al quien el dinero, en su momento, no pudo comprar, sin embargo, a quien mostro lealtad en los momentos difíciles, hoy le pague como judas a Jesús. Los hombres leales son pocos, para los demás, esta Mastercard.
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