Poco después de la una de la madrugada del domingo, los invitados, horrorizados por los gritos, comenzaron a abandonar la mansión ubicada en Terre Haute, Indiana. Para entonces, ya no había nada que celebrar.
A la 01:20, cuando todos se habían ido, Kelly Ecker, una enfermera de 50 años, llamó desesperada al 911 para denunciar que su marido la estaba golpeando. Fue la primera de tres breves comunicaciones que registraron el desenlace de la fatídica noche. (LEER MAS CLIC AQUI)
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