La artista impuso un ritmo frenético, pegadizo y fresco durante los más de 10 minutos de concierto, pasando de canción en canción sin dar aliento a los más de 80.000 espectadores que rugían en el estadio.
Subida a un inmenso tigre, como si de una experta domadora se tratara, y ataviada con un vestido que imitaba las llamas del fuego, Perry comenzó su actuación cantando "Roar", uno de los éxitos de su último disco "Prism", mientras avanzada en un mar de bolas iluminadas.
Perry siguió el centro del terreno de juego con "Dark Horse", uno de los temas más dance de su discografía, que se acerca a los 800 millones de visualizaciones en YouTube.
El estadio, donde los New England Patriots y los Seahawks Seattle jugaron el Super Bowl, se convirtió en una playa con palmeras, tiburones y olas bailarinas, en una puesta en escena fiel a la estética de Perry.
La cantante, de 30 años, revivió los éxitos "Teenage Dream" y "California Girls", dos de los cinco temas de su disco "Teenage Dream" que estuvieron en la lista Billboard Hot 100.
Como no podía ser de otra forma, "Firework" cerró el espectáculo, que cada año es seguido por más de 100 millones de telespectadores.
La cantante se subió a una estrella fugaz que sobrevoló el estadio, mientras cientos de fuegos artificiales alumbraban el cielo.
Lenny Kravitz protagonizó uno de los momentos del concierto cuando apareció sobre el escenario vestido con su característica chaqueta de cuero negro, gafas de sol, cadena de oro y su fiel guitarra.
El roquero cantó a dúo con la princesa del pop "I Kissed a Girl", la canción con la que Perry saltó a la fama.
La rapera Missy Elliott se unió a la fiesta con "Get Ur Freak On", un cambio de ritmo para el que Perry vistió un vestido negro con tachuelas.
Informe21.com
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