Allí explica que Milla comenzó a expresar su orientación desde los dos años, refiriéndose a sí misma como una "niña/varón" y mostrando una clara orientación hacia los juegos, las ropas y las actividades de los varones.
Muchos de sus amigos opinaban que se trataba de una cuestión temporal, que era "varonera", y que simplemente el crecimiento iba a reordenar sus prioridades hacia el lado femenino. Sin embargo, eso nunca sucedió.
Al contrario, más pasaba el tiempo, más se acentuaba la tendencia: "Un día vino a mí llorando. Preguntó si no había ninguna medicina que pudiera comprar para convertirse en un varón", explica Renée.
El síntoma era claro: empezaba a tomar verdadera conciencia de la contradicción entre su cuerpo femenino y su mente varonil. El sufrimiento que esto le generaba comenzó a acentuarse, ya que en la escuela y el resto de los ambientes que frecuentaba, notaban su particularidad. Pero no la comprendían.
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