
Los conductores estaban diciéndoles que no podían estacionarse en el lugar, porque sus camiones tenían que entrar y salir con la basura. Pero los residentes ya no aguantaban más, no sólo por ese problema. “Es terrible vivir acá, especialmente con el olor en el verano. Los residentes en este lado del edificio casi no abren sus ventanas”, dice Heriberto Rodríguez, el conserje de la construcción. “El ruido es constante, seis días a la semana. Las bocinas, los motores de los bulldozers, las alarmas de retroceso toda la maldita noche”.
Esta es la realidad de tres áreas de la ciudad: el norte de Brooklyn, el sur del Bronx y Jamaica en Queens. “Las estaciones de transferencia de residuos comerciales y sus garajes están principalmente localizados en comunidades de bajos ingresos y de color”, indica Kristi Barnes, vicedirectora de Align New York. “Este pequeño grupo de barrios debe cargar con la contaminación e impactos negativos en la salud, como asma”. señaló. Texto completo eldiariony.com
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