Con su inconfundible bigote negro, la máscara de “El Chapo”, el éxito de ventas de esta fábrica, demora en producirse todo un día: el tiempo en que se realiza el molde de su cabeza, se le aplica latex, se seca y, finalmente, se pinta minuciosamente a mano.
Junto a su camisa rayada de preso, el combo se vende por Internet y en algunas tiendas de la capital por unos 500 pesos (30 dólares).
Quizás algunos consideren una provocación disfrazarse del poderoso y temido líder del cártel de Sinaloa tres meses después de su espectacular fuga de prisión, pero en la fábrica donde se diseña y confecciona el disfraz aseguran que ya han vendido 2.000 unidades y están en producción 1.700 más.
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